El deporte es el escenario idóneo donde la mediación cobra sentido como cultura viva. A partir de la implementación del espacio de mediación y la formación recibida, se acompaña a las organizaciones en su desarrollo mediante un seguimiento continuo y adaptado. Este seguimiento se concreta en programas, acciones y proyectos que refuerzan la convivencia, la prevención de conflictos y el compromiso con una cultura de paz. Así, la cultura de paz en el deporte representa el resultado natural —y en evolución constante— de un proceso iniciado con la implementación del espacio de mediación. Un camino que no se cierra, sino que se proyecta en el tiempo, integrando la mediación como valor transversal que impulsa un deporte más humano y justo.